martes, 16 de junio de 2009

fijate este

Si hay algo que odio en la vida es que la vendedora de 43 kilos promedio -con la consecuente distorsión perceptiva que esto nos testimonia- adivine el talle que me corresponde mediante el curioso procedimiento de empezar por ofrecerme el más pequeño, sometiéndome a una lastimosa experiencia repleta de espejos. No hace falta mencionar que entre talle y talle puede mediar una espera indefinida, un calor agobiante o una cortina demasiado pequeña.

3 comentarios:

  1. hay que hacer como su, entrar al probador con anteojos de sol..

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  2. Entre talle y talle también puede mediar la cabeza de la vendedora asomándose dentro de tu probador cuando no terminaste de ponerte la prenda. Si tuviera un blog como éste, escribiría una entrada comentando cuánto odio que hagan eso. En esos momentos, cuando veo la cabecita de la vendedora ahí mirándome, como si no tuviera cuerpo y colgara sola de la cortina del probador, pienso, no sé por qué...(estos puntos suspensivos son como los de tu analista), en la guillotina.
    Pepa Grillo

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  3. Si hay algo que odio en la vida es que sihayalgoqueodioenlavida no narre un nuevo "si hay algo que odio en la vida"...

    say no more...

    V

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