papelitos

Si hay algo que odio en la vida es hacer listitas de cosas pendientes y no poder reducirlas en lo más mínimo. Esas nóminas de obligaciones destinadas a ser postergadas de manera indefinida adquieren tal aspecto pesadillesco que me veo obligada a superponerles un sinnúmero de otros papeles igualmente amenazantes con el objeto de volverlas invisibles. Verdaderamente odio encarar la tarea pendiente.

crónicas de guerra II

Si hay algo que odio en la vida es llegar a una presunta velada romántica e irme de un velatorio sentimental. Un riesgo específico de este tipo de encuentros reside en el irresistible aburrimiento que inoculan. Como se sabe, el aburrimiento es mal consejero y terminamos oficiando de confesor, o en el mejor de los casos, propiamente de confesionario. Odio la boqueada postcoital.

ondulación climática

Si hay algo que odio en la vida es que la primavera prometa dulces temperaturas estivales y que de manera injusta e indumentariamente imprevista me castigue con alertas meteorológicos dignos de pleno julio. Si hay algo que odio es que la helada me agarre en ojotas.

crónicas de guerra I

Si hay algo que odio en la vida es que me hagan la farsa de que me la van a poner y al final no me la pongan nada.

autogolpe

Si hay algo que odio en la vida es golpearme la cabeza. Este tipo de golpe, además de resultar especialmente atontador de la percepción, pone francamente de manifiesto la propia torpeza. Una no ha visto lo que efectivamente estaba muy cerca. Odio –aunque no sin cierta simpatía– las puertas de las alacenas y el techo de los micros.

compulsión

Si hay algo que odio en la vida es mi omnipresente manía de postergar toda aquella actividad que pueda identificarse –aun remotamente– con una obligación. Así las cosas, cualquier tarea puede tornarse pesadillesca por el sólo hecho de ser demorada indefinidamente. Si hay algo que odio en la vida es mi compulsiva postergación.

chupada

Si hay algo que odio en la vida es quedar pegada a una chupada de medias. Estas escenas se manifiestan especialmente incómodas cuando –a consecuencia de ciertos imponderables– las lenguas que buscan el pie a ser chupado se encuentran demasiado cerca nuestro e incluso asumen sus mismas intenciones en nuestra persona. Si hay algo que odio en la vida es que me metan una media en la boca para no dejarme hablar.

yo te voy a explicar a vos

Si hay algo que odio en la vida es que en medio de una (evidentemente destinada al fracaso) conversación, un interlocutor interpele a otro expresando con su perorata cuánto le faltaría leer para llegar a estar a la altura de la ocasión. En estos casos el interlocutor descalificado tiene un valioso as en la manga: efectivamente no está a la altura, quiero decir, no está tan abajo.

escatológico

Si hay algo que odio en la vida es bajar de un taxi en medio de una tormenta, justo al borde una zanja caudalosa, saltar cual bailarina para no mojarme los pies y caer grácilmente justo sobre el resbaloso y enorme sorete que ornamenta la vereda. Sepan disculpar, pero odio eso.

los límites de una idea

Si hay algo que odio en la vida es que no se me ocurra una puta cosa que odiar. Esta desagradable sensación descansa sobre un problema de ribetes paradójicos o, más precisamente, contradictorios. ¿Cómo es posible odiar no estar odiando? Así de fácil: si hay algo que odio en la vida es que no se me ocurra una mísera cosa digna de ser odiada en este blog. Pucha, justo que pensé en el merchandising.

rodilla con rodilla

Si hay algo que odio en la vida es sentarme junto a personas ostensiblemente incapaces de juntar las rodillas o al menos acercarlas. Gente con demasiado ángulo obtuso. Desde luego, esa actitud tan viril propicia múltiples reacciones, que van desde un desesperado autoarrinconamiento tendiente a disminuir la superficie de contacto, hasta una belicosa firmeza caderil.

exilio mental

La verdad es que música nacional no escucho, no sé, es un poco depressing, ¿viste? Yo me engancho más con algo de british rock, me copa más, va más conmigo ¿viste? Sí, vi. Y me despierta un odio irracional. Si hay algo que odio en la vida es eso.

sin nenas

Si hay algo que odio en la vida es la varoneada. Este término designa una actitud promovida por ciertos hombres, la cual tiende a generar claras divisiones de género en los grupos que componen una reunión. El resultado de tal negligente conducta es una aburridísima disposición de los cuerpos y de los temas a conversar, por no hablar de un increíble achatamiento de los intercambios. Si hay algo que odio en la vida es la varoneada orgullosa.

iluminada

Si hay algo que odio en la vida es el farolito del balcón de enfrente. No termino de comprender por qué, pero un vecino –completo desconocido habitante de la nueva torre que me zamparon en la ventana– insiste en iluminar inútilmente el balcón durante toda la noche. Increíble y desgraciadamente, si dejo la persiana entreabierta como prefiero, el haz de luz del farolito se deposita justo en la cabecera de mi cama. Me acuesto y me encandilo. Odio al vecino, a la torre y al improcedente farol.

merchandising

Si hay algo que odio en la vida es no contar con remeras de si hay algo que odio en la vida para lucir en cada situación que así lo requiera.

primera persona del singular

Si hay algo que odio en la vida es que un reciente padre primerizo (y evidentemente también oligofrénico) me quiera hacer creer que el mensaje que tengo en la bandeja de entrada fue escrito, a modo de prematura autobiografía, por su hijita de cinco meses.

si no es mía no es de nadie

Si hay algo que odio en la vida es constatar –una vez más– que aquella ideíta que creí haber tenido, ha sido no sólo concebida, sino incluso materializada con anterioridad. Esta experiencia libera un innegable tono de resentimiento cuando encaramos el asunto considerando que por lo que se ve la idea no estaba tan buena y no era tan interesante como creímos creer.

la maldad de los objetos

Si hay algo que odio en la vida es que un aparato presumiblemente averiado funcione de manera impecable ante el service que una se ha tomado la molestia de recibir el sábado a las siete y media de la mañana, luego de haber esperado por él, cual princesa a príncipe valiente, el jueves y el viernes en ese mismo rango horario. Mi lavarropas representa un caso típico de esa mala disposición objetual. Aún hoy, cada vez que me siento sobre él para que centrifugue, recuerdo su provocadora eficacia frente al señor técnico.

confusión

Si hay algo que odio en la vida es pensar que bailo un lento cuando en realidad sostengo a un borracho.

el incomodador

Si hay algo que odio en la vida es que alguien (a partir de aquí, el incomodador), asumiéndose de rango superior y abusando de tan peculiar asunción, se dé el gustito de incomodar a quienes lo acompañan; una actitud especialmente odiosa si el principal incomodado es uno. En esos casos es bueno estar con alguna persona que espontáneamente oficie de abogado.

molestias

Si hay algo que odio en la vida es que por culpa de la pandemia, me lave las manos abrigada hasta los dientes, con agua fría, en el baño de un edificio gélido y que -en esos malabares- algunas gotas se deslicen por debajo de la ropa, a través de la muñeca y hasta el codo. Odio horriblemente esa intromisión.

don de la oportunidad

Si hay algo que odio en la vida es tener que dejar la cama a las seis y media de la mañana para subir a un alíscafo justo en el día -al oracular decir del Servicio Meteorológico- más frío del año.

arte, arte, arte

Si hay algo que odio en la vida es que en medio de una muestra de arte contemporáneo, un percance me obligue a requerir con urgencia de un baño, y en el desesperado momento de entrar me detenga un señor de seguridad para explicarme que ese lugar al que estoy a punto de acceder es en realidad una instalación y que el baño propiamente dicho está allá lejos, al final del pasillo.

un mal trato

Si hay algo que odio en la vida es el ciertamente objetable espíritu de una característica máxima legrandniana, la cual reza “te ven como te tratan, y si te ven mal, te maltratan”.

me solidarizo

Si hay algo que odio en la vida es que a Luis D’ Elía lo quieran procesar por sus dichos, a saber, “odio a los blancos”, “odio a la oligarquía”, y demás odios.

el piropo amenazante

Si hay algo que odio en la vida es que en la calle algún ser truculento se acerque demasiado para informarme sobre alguna de sus perturbadoras fantasías. Estos piropos tienen la particularidad de describir operaciones que el piropeador, según su decir, desea desplegar sobre el cuerpo de quien lo escucha y suelen presentarse bajo la fórmula “te voy a…”. Odio el piropo amenazante.

el piropo examinatorio

Si hay algo que odio en la vida es ser objeto de comentarios de la índole de “Bien” o “Muy bien” al pasar junto a dos o más varones reunidos. Todo ello va acompañado de un leve movimiento afirmativo de cabeza. Si hay algo que odio en la vida es el piropo examinatorio.

el piropo incomprensible

Si hay algo que odio en la vida es ir caminando distraída y recibir inesperadamente ese gruñido salpicado de palabras obscenas o violentas. Odio el piropo incomprensible.

dame un barbijo que tengo nauseas

Si hay algo que odio en la vida es que los del PRO festejen.

Popit dixit

Si hay algo que odio en la vida es que en el momento de decir esta frase estoy odiando.

¿vos te acordás?

Si hay algo que odio en la vida es haber tenido una excelente idea (o quién sabe, haberlo creído) y no poder al otro día recordar en qué consistía esa posible genialidad. Odio el desperdicio.

cipayismo

Si hay algo que odio en la vida es la gente que habla mal de su país. Por supuesto esto empeora cuando el país de esa gente es también el mío. Este hábito se torna más irritante cuando se asume obvio. “Las medialunas son francesas, lo que hacen acá no son medialunas.” “En Estados Unidos la política es seria, no como acá.” “La tele acá es malísima, yo sólo veo cable.” Verdaderamente enloquezco de odio.

fijate este

Si hay algo que odio en la vida es que la vendedora de 43 kilos promedio -con la consecuente distorsión perceptiva que esto nos testimonia- adivine el talle que me corresponde mediante el curioso procedimiento de empezar por ofrecerme el más pequeño, sometiéndome a una lastimosa experiencia repleta de espejos. No hace falta mencionar que entre talle y talle puede mediar una espera indefinida, un calor agobiante o una cortina demasiado pequeña.

alarmada

Si hay algo que odio en la vida es la alarma de los autos. No hay escapatoria. Suena sostenidamente y sin un objetivo preciso. Nada podemos hacer por evitarlo. Hace algunas noches una alarma se disparó. Primero sonó previsiblemente como una sirena, pero luego alternó sus aullidos con fragmentos de la canción de “El Llanero solitario”. Ciertamente, algo del orden de lo inverosímil.

sentate conmigo

Si hay algo que odio en la vida es la dificultad inherente a la elección de un sitio en una mesa larga. Toda cena de más de seis personas supone un inquietante momento en el que hay que apropiarse de una silla. Existen dos modalidades para este padecimiento. La primera de ellas se da cuando todos los integrantes del numeroso grupo llegan a la vez. Una situación dramática, verdaderamente. Las miradas se cruzan y se pautan imprecisos convenios. La segunda de las modalidades es aquella que tiene lugar cuando los comensales llegan paulatinamente. Aquí el vértigo es menor, pero los efectos pueden ser igual de nocivos. Si hay algo que odio en la vida es quedar en el peor lugar de la mesa.

¿quién habla?

Si hay algo que odio en la vida es atender el teléfono y escuchar la voz de alguien que me ofrece inciertos servicios -por sumas aparentemente convenientes pero adecuadamente omitidas-, asumiendo que detenta el derecho de pedirme información privada, y rematando cada frase con un diminutivo de mi nombre. Odio eso.

inconsciente picaresco

Si hay algo que odio en la vida es a mi analista cuando, refiriéndose a un sueño en el que un hombre desconocido me clavaba un cuchillo, hace una significativa e interminable pausa entre clavaba y cuchillo. Ejemplifico: "Decís que soñaste que un desconocido te clavaba… un cuchillo, ajá. ¿Y qué se te ocurre?"

guau

Si hay algo que odio en la vida es al perrito del departamento de al lado. La razón de mi auténtico odio es que cada vez que llego de madrugada lo hago sigilosamente para no despertarlo. Me encuentro andando en media punta, de manera furtiva, por un infame perrito de rulos blancos. Si hay algo que odio en la vida es a esos perritos de ladrido fácil.

sabor

Si hay algo que odio en la vida son los amaretis. Un odio del todo arbitrario. Lo sospecho asociado al odio que me despierta el anís. Si hay algo que odio en la vida es el anís Ocho Hermanos.

ocupado

Si hay algo que odio en la vida es el baño de los micros. Lo odio. El hecho de estar haciendo un penoso equilibrio, semidesnudos, quizá aferrados a alguna manija para no rozar siquiera el hoyo metálico, químico y amenazante, atenta contra nuestra dignidad humana.

medianera

Si hay algo que odio en la vida es el edificio que están construyendo junto a mi ventana. Odio que el humo del eventual guiso que hacen en el cuarto piso, entre a mi casa. Odio que, a esta altura, todos los muchachos de la obra me hayan visto en bata y con el pelo revuelto. Y por sobre todas las cosas, si hay algo odio en la vida es que me hayan descubierto cantando con el puño cerrado a modo de falso micrófono.

quedármelas

Si hay algo que odio en la vida es quedarme con las ganas.

vos

Si hay algo que odio en la vida es que De Narvaez me trate de vos y pretenda que vos es yo, es decir, él.

mal humor

Si hay algo que odio en la vida es recibir miradas fulminantes justo después de haber hecho un chiste que consideré buenísimo.

madrugar

Si hay algo que odio en la vida es levantarme temprano. Odio hacerlo incluso cuando una buena razón lo amerita. Ejemplifico: odio madrugar para irme de vacaciones.

fila

Si hay algo que odio en la vida es que la persona que tengo atrás en una fila se me acerque demasiado. Odio esa proximidad sin familiaridad. En los supermercados, esto suele darse mediante un incorrecto y atrevido uso del changuito.

lenteja

Si hay algo que odio en la vida es imaginar una respuesta supuestamente astuta, horas, días y hasta años después de que me fuera formulada la pregunta.

contratos

“11.4 Usted confirma y garantiza a Google que posee todos los derechos, poderes y autoridad necesarios para conceder la licencia anteriormente mencionada.”

Condiciones de servicio de Google-Blogger

Si hay algo que odio en la vida es no tener claro en qué consiste “la licencia anteriormente mencionada”.