Si hay algo que odio en la vida es constatar –una vez más– que aquella ideíta que creí haber tenido, ha sido no sólo concebida, sino incluso materializada con anterioridad. Esta experiencia libera un innegable tono de resentimiento cuando encaramos el asunto considerando que por lo que se ve la idea no estaba tan buena y no era tan interesante como creímos creer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Yo estimo que la "muerte del autor" fue la ocurrencia de un resentido que supo canalizar su ira ante el hecho de que "su" idea ya le pertenecía a otra persona...
ResponderEliminarAlgunas ideas hay que dejar que se maten, nomas.
ResponderEliminarM
Tenés razón. Las ideas no se matan, pero seguro que se suicidan.
ResponderEliminar